El pueblo Sámi -unas 80.000 personas- habita en Laponia, al norte de Noruega, Suecia, Finlandia y el noroeste de Rusia. Se consideran la población aborigen de Escandinavia y reivindican su condición de indígenas, exigiendo a las naciones europeas respeto por sus derechos y autonomía. Los sámi son muy unidos como grupo, orgullosos de su herencia cultural: de su conocimiento de la naturaleza y el ambiente, de la cría de renos, de sus trajes tradicionales y, sobre todo, orgullosos de su lengua.
Y es que la lengua tiene una profunda influencia en la manera en que la vemos el mundo. De hecho nuestros pensamientos están formados por palabras y la riqueza de un idioma suele manifestarse en la cantidad de términos que permiten diferenciar sutilezas entre estados y cosas similares.
En virtud de la importancia de la lengua para la cultura Sámi, este proyecto gira en torno a su riqueza y expresividad. Sin embargo, no sólo me enfoco en la lengua hablada, sino también en el lenguaje simbólico de las ropas tradicionales y en la palabra cantada del "Yoik", una forma de canto tradicional sámi.
Las imágenes relacionadas con la lengua hablada (series 144 paisajes, 187 nieves y 520 renos) están impresas sobre acrílicos transparente delgados y flexibles, no sólo como alegoría de la transparencia y liviandad de esos paisajes, sino como referencia directa a los ondulantes cueros secos de los renos sobre los que los sámi, durante milenios, han dejado plasmada gráficamente su cosmogonía y mitología. Constituyen una reinterpretación con medios contemporáneos de las referencias ancestrales de un pueblo cuyo origen se basó en la domesticación de los renos, como lo muestran aún las pinturas y arte rupestre de los ancestros de los sámi.
Este trabajo se realizó entre los años 2008 y 2011 bajo el auspicio de la Embajada de Finlandia en Venezuela y el Parlamento Sámi de Finlandia. Las fotos mostradas acá corresponden a la exposición en la sala Bod-Corpbanca Centro Cultural, en Caracas, en 2011.
Antonio Briceño
Marzo 2011