
El señor del Cielo. El Creador Bernardo Vargas Tarabuco, Bolivia

El Padre Sol Valerio Yucra Presto, Bolivia

La Madre Luna Casimira Yucra Angola, Bolivia

Señor del Rayo Fructoso Flores Collpapampa, Bolivia

La Madre Tierra y el Alma de la Tierra Silveria Mamani y Valentín Champi Pisili, Bolivia

El Cóndor Julio Velázquez Laja, Bolivia

Espíritu de la montaña Ricardo Thi´ca Paredón, Bolivia

La/el volcán Basilia Pachacopa/Leucario Fernández Maragua, Bolivia

El Diablo Eusebio Flores Candelaria, Bolivia

La Madre de las Aguas Julia Kalli Jatun Churicana, Bolivia

Los seres del sueño Juan Carlos Ventura Pueblo Jalq'a, Maragua, Bolivia

El tejido del inframundo. Sofía Cruz Pueblo Jalq'a, Maragua, Bolivia

La Tejedora Celestina Wamani Collakamani, Bolivia
Los Yampara han poblado la región central de Bolivia desde tiempo inmemorial. Desarrollaron una cultura sobresaliente desde muchos puntos de vista y han visto desfilar por sus tierras una secuencia de imperios (Aymara, Inca, Español) que, hasta cierto punto, han impuesto sus lenguas y sus culturas, pero no han logrado borrar la potente identidad Yampara. Sus creencias amalgaman las deidades que esta dinámica ha dejado a su paso, pero la fuerza de su identidad trasciende el tiempo. Este trabajo se desarrolló entre los descendientes de la ancestral Nación Yampara, que hoy se autoidentifican como Yamparas y Jalq´as, del departamento de Chuquisaca, en Bolivia.
La cosmovisión andina concibe el universo como subdividido en tres planos o pachas: el Hanaq Pacha o mundo de arriba -el cielo- dominado por Viracocha, El Creador, y por los astros, y fenómenos celestes, como el Tata Inti y Mama Kolla. El Kay Pacha o mundo de acá, correspondiente a la superficie terrestre, dominado por la Pachamama, la Madre Tierra y los Apus, Achachillas o Mallkus, los espíritus de las montañas y cumbres. Y el Ukhu Pacha, el mundo de abajo, o inframundo, dominado por el Supay o Tata Pujllay -a quien la iglesia cristiana redujo al papel del demonio- pero que, en realidad es una deidad con gran poder genésico y dador de fertilidad, plantas, animales y minerales, un personaje sumamente activo y estimulante -pero peligroso- capaz de otorgar y quitar fortuna y vida. También lo acompaña, reinando en el inframundo, Mama Qocha, la dueña de las aguas subterráneas.
Textos de las imágenes:
Del Hanaq Pacha, el Firmamento:
1- Viracocha, Señor del Cielo. Es El Creador, el padre de todos los dioses, el Maestro del Universo. Es la deidad más antigua y ha estado presente en todas las culturas andinas. Es el Dios Viejo, el resplandor eterno, el hacedor del tiempo y del cosmos.
2- Tata Inti, El Padre Sol. Es un dios supremo, dador de luz, de energía y de vida. Su ciclo anual define la secuencia vital de la cultura andina. Todas las actividades agrícolas y religiosas están determinadas por la posición del Tata Inti.
3- Mama Killa, La Madre Luna. Es una diosa asociada al ciclo menstrual, al matrimonio, a la gestación y a las cosechas. Sus fases recuerdan las diferentes etapas de los ciclos de la vida y la fertilidad.
4- Illapa, El Señor del Rayo
Una de las deidades más antiguas, relacionada con al severidad y el castigo, pero también con la curación y el poder. Es la deidad que maneja el clima, ya que controla todos los fenómenos atmosféricos que se generan en la bóveda celeste. Al depender de él la caída del líquido celeste que fertiliza la tierra, está relacionado a la agricultura. Sin embargo, dada la potencia y el poder fulminante del rayo, Illapa también está vinculado a la guerra.
Del Kay Pacha:
5- La Pachamama y Pachacámac, La Madre Tierra y el Alma de la Tierra
La Pachamama representa, por excelencia, al arquetipo materno, en cuanto cuidado, protección y sustento de todos los seres. Es la que produce todo aquello que nos nutre. Es fecundidad y cuidado. Pero también se refiere a la extensión de la tierra y a la materia misma, a partir de la cual surgen la vida y los alimentos.
Pachacámac, el esposo de la Pachamama, es quien anima la tierra, un dios ctónico, dueño de los sismos y temblores, pero también del movimiento en general. Pachacámac es sumamente respetado y poderoso, no se le puede mirar directamente a los ojos.
6- Mallku, el Cóndor, la cumbre, la gran montaña.
El término Mallku tiene múltiples significados, pero todos ellos relacionados. Representa la cumbre, tanto geográfica como jerárquica. “Mallku Kunturi”, significa "el señor de gran altura". Simboliza la autoridad máxima, pero también Mallku es el espíritu y la fuerza de las montañas y una presencia poderosa en las alturas, la cual encuentra su representación en el cóndor, animal majestuoso y respetado, ya que Mallku también es el Kuntur Mamani (el espacio del hábitat de los cóndores ubicados en las altas montañas rocosas). Representa la fuente de la vida de las montañas, ya que por sus cumbres, en las épocas de deshielo y lluvia, cae el agua que da la vida. Como señor de gran altura, Mallku Kunturi se convierte en el relacionador de la vida de los hombres y mujeres en el Aka Pacha (tiempo y espacio de hoy) con el Alax Pacha (tiempo y el espacio sideral del más allá). En el plano más cotidiano de la vida social, el Mallku Kunturi es el relacionador de los hombres y mujeres con los apus (los cerros sagrados) o los espíritus y las fuerzas de la vida de las montañas.
7- Achachilla. el Espíritu de la Montaña.
Los achachilas son, junto a la Pachamama, representación de la Madre Tierra. Ellos encarnan a los antepasados de cada comunidad, que al fallecer ascienden a las cumbres más altas existentes alrededor de ella, cumpliendo así una función protectora y de vigilancia de sus descendientes. Asimismo, representan a la personificación de las montañas y de todo el poder que se les atribuye. Son los guardianes de los lugares.
La palabra achachila, en quechua, significa "milagro", "cosa maravillosa", "asombrosa" o "un prodigio".
8-Tunupa. El /La volcán.
Tunupa es el nombre de un volcán situado en las márgenes del salar al que también le dio su nombre -aunque popularmente se le conoce como Salar de Uyuni. Este volcán es sagrado desde tiempo immemorial y por esto ha encarnado representaciones de lo divino en una deidad doble: masculina y femenina. En los tiempos más antiguos, Tunupa era un dios poderoso e iracundo, relacionado con el rayo, con la potencia de la erupción, encargado imponer el orden. Era un hombre mayor, un dios supremo que curaba a los enfermos pero que también castigaba a los que no le obedecían. En el mito, el dios es expulsado hacia el mar, y muere.
La diosa Tunupa, en cambio, es una mujer joven, concebida como un agente domesticador, que inrodujo la cultura y el sentido de la sociabilidad. De ella derivó el cultivo de la quinua, la creación del fogón y los textiles. El blanco salar es el resultado de la leche que derramó la diosa y representa uno de los elementos más importantes de la vida humana, en la que resaltan las prácticas domésticas y las normas de sociabilidad de una sociedad en convivencia y armonía.
En palabras de Jimena Portugal, “Los dos personajes se contrastan de manera simétrica, uno representando los poderes de la naturaleza y lo divino mientras que el otro representa los poderes de la cultura y la cotidianidad. El uno castiga y la otra premia. El uno muere y transita mientras que la otra transita y pervive para siempre.”
Del Ukhu Pacha:
9- Supay. Señor del Inframundo
Es una deidad poderosa y generadora de vida y fortuna, pero también de muerte y fracaso. Es el trickster, un personaje brillante que no puede ser reducido al papel encasillador del Diablo, pues la rebeldía es sólo uno de sus múltiples aspectos. Su unión con la Pachamama es la que genera todo lo que vive y existe sobre la tierra.
10- Mama Qocha. La Madre de las Aguas.
Es la dueña del más preciado líquido, que fluye sobre y por debajo de la tierra. Ella es esencial para la generación de vida y alimentos, es fuente, es surtidora, es manantial, laguna, torrente. Su flujo determina donde y cuándo crecen las cosas.
11-Los Khurus. Criaturas oníricas.
Para la cultura Jalq'a, los sueños tienen un significado profundo y están intrínsecamente ligados a su cosmovisión. Los sueños son considerados portales al Ukhu Pacha, un espacio sagrado donde habitan criaturas míticas llamadas "Khurus". Los sueños son vistos como una forma de comunicación con el inframundo, donde los Khurus y otros seres espirituales se manifiestan.
Este mundo onírico es una fuente de inspiración para sus tejidos, donde plasman las imágenes y símbolos que ven en sus sueños.
Los Khurus, criaturas salvajes y enigmáticas, pueden aparecer en los sueños, transmitiendo mensajes o presagios. Estas visiones nocturnas son una forma en que los Jalq'a se conectan con el mundo espiritual y reciben orientación. Las tejedoras plasman en sus obras las figuras y escenas que ven en sus sueños, creando representaciones del Ukhu Pacha y sus habitantes.
12- El Aqsu. El tejido del inframundo.
El tejido es un arte ancestral y de múltiples capas de significado en las culturas andinas. Pero los aqsu de las mujeres Jalq´a tienen una particularidad que los diferencia de todos sus vecinos: las insólitas criaturas que los pueblan pertenecen al mundo de los sueños, al inconsciente, al Ukhu Pacha o inframundo quechua, presidido por el Supai, El Diablo. Cada aqsu requiere meses de trabajo constante, en el que la autora va plasmando las imágenes que aparecen en sus sueños, en sus visiones, en aquellos momentos en que la consciencia queda oscurecida -o iluminada- por ese otro mundo que nos puebla por dentro, pero que solo percibimos en situaciones borde. El trabajo debe ser continuado diariamente, para que esas criaturas inasibles no se escapen de la mente, ni del tejido que poblarán, hilo tras hilo, capa tras capa, sueño tras sueño…
13- Awakkna. La Tejedora.
El arte del tejido va mucho más allá de la belleza y lo utilitario. Constituye un lenguaje lleno de símbolos y significados, que aporta códigos identitarios a través de figuras, colores, patrones, fibras y formas, configurando la vestimenta, ese espacio expresivo a través del cual se muestran las personas y sus máscaras a lo largo del cambiante transito del año y las estaciones, el día y la noche, el mundo sagrado y el profano, lo cotidiano y lo festivo. Las tejedoras tienen en sus manos la capacidad de construir ese mundo visual, que es escenografía y acto.